Cada peso que ahorras hoy, puede convertirse en un ingreso extra para tu futuro. En ese sentido, una de las opciones más rentables y flexibles es el Ahorro Previsional Voluntario (APV), un instrumento diseñado para complementar tu pensión.

Se trata de un mecanismo adicional de ahorro a largo plazo, disponible para todos los trabajadores, tanto dependientes como independientes.

Este ahorro se suma al dinero acumulado en tu cuenta obligatoria de la AFP, con el objetivo de aumentar significativamente el monto de tu futura pensión y/o adelantar la fecha de tu jubilación.

Además, puedes gestionar tu APV a través de diversas instituciones financieras reguladas, como AFP, bancos, compañías de seguros y administradoras generales de fondos.

Antes de iniciarte en este tipo de mecanismo de ahorro, debes elegir uno de los dos regímenes tributarios disponibles:

1. Régimen A (Beneficio de bonificación estatal)

Es ideal si buscas maximizar tu ahorro con un aporte directo del Estado, especialmente si tu nivel de renta es menor. El Estado te bonifica el 15% de los aportes que realices al APV durante el año, con un tope de 6 Unidades Tributarias Mensuales (UTM) al año.

2. Régimen B (Beneficio de rebaja tributaria)

Altamente conveniente para personas que pagan un alto impuesto a la renta (sueldos más elevados). Permite reducir la cantidad de impuestos que pagas anualmente, rebajando los aportes de tu APV de tu renta bruta imponible. El pago del impuesto asociado a ese ahorro se posterga hasta el momento en que te jubiles, con un tope de 600 UF al año.

¿Tu próximo paso? Determina tu perfil de riesgo, evalúa cuánto tiempo te queda para jubilar y elige el régimen tributario que mejor se adapte a tu situación financiera y objetivos de pensión.